En 1963, Skeeter Davis ya llevaba más de una década como
joven estrella del country. Primero formando un grupo y luego en solitario. Ese
año, “The end of the world” le dio
ese tipo de canción que justifica toda una carrera musical. El paso del tiempo
terminaría de colocarla entre los grandes clásicos, (junto a Crazy y I’m sorry, entre muchas otras) que uno debe enumerar cuando repasa
los temas imprescindibles de los 60. Nació en Kentucky, lo que unido a su piel
blanca y al amor por la música, le condujo al country. Y como muchas cantantes
americanas que ya hemos repasado, dedicó una parte de su vida a tareas
evangelizadoras junto a un grupo de religiosos, esta vez en África. Pero eso fue en
los años 70, ya en su declive. Antes, en la década anterior, cuando estaba en la
cima, fue 5 veces nominada a los premios Grammy y escribió canciones para otros
intérpretes como Pat Boone o Kay Star. Y antes incluso sobrevivió milagrosamente a un gravísimo accidente de tráfico en 1953. Un amigo suyo que iba con ella no pudo decir lo mismo. Fue una suerte para todos nosotros que aún no le hubiese llegado a Skeeter
Davis “The end of the world”, ¿no creen?
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