miércoles, 3 de noviembre de 2010

Las hojas rojas


Con su maestría habitual, Thomas H. Cook nos vuelve a entregar con “Las hojas rojas” una novela negra escalofriante. El protagonista de esta historia es Eric, un padre de familia que regenta un humilde negocio de revelado de fotos. Su aparente vida apacible en una ciudad, en un barrio donde todos los vecinos se conocen, se convierte en una pesadilla que despierta los fantasmas más ocultos de su pasado, al desaparecer misteriosamente Amy Giordano, la hija pequeña de su vecino Vince. El suceso, ya de por sí traumático, adquiere tintes más siniestros cuando todos saben que la última persona que estuvo con la niña antes de su desaparición fue Keith, el hijo adolescente del protagonista. A partir de aquí las relaciones familiares de Eric en su propio hogar (su hijo y su mujer), las que resucita con su hermano alcohólico y con su padre después de mucho tiempo, y las cada vez más tensas que mantiene con la familia Giordano, se resienten a medida que el curso de la investigación va aportando nuevas claves. Todo parece apuntar a Keith como responsable del crimen y este hecho quiebra las lealtades familiares hasta un extremo en el cual nadie podrá confiar en la palabra del otro. La culpa y la duda se extienden como una sombra de la que es imposible desprenderse.
“Las hojas rojas” es una novela de misterio pero nos ofrece algo más que la resolución de un crimen. Thomas H. Cook desarrolla los conflictos interiores de los personajes con tanta crudeza que los lleva a enfrentarse cara a cara con la raíz del mal que habita en ellos. La fragilidad del día a día, esa vida feliz sostenida con los alfileres de la rutina y el silencio salta en pedazos cuando un suceso rompe el débil equilibrio de los días. Eric, que en la novela es un fotógrafo que ha pasado media vida observando la de sus vecinos a través de las fotos que revelaba, se enfrenta ahora a la mirada de los demás, que juzgan su vida y a él como padre. La experiencia llevará a Eric a plantearse que quizá no conoce a nadie realmente, ni siquiera a los que tiene más cerca. Hay varias frases en la novela que el autor pone en boca del protagonista para ilustrar esta idea. Destacaré estas dos: “Las fotos de familia mienten siempre” y otra “¿Se puede llegar a conocer realmente a alguien?”.
Hay en las novelas de Thomas H. Cook un tema recurrente (casi obsesivo, diría yo), y que es un sello característico de su estilo: el de la sombra del pasado que siempre acecha, que siempre vuelve para cobrar su tributo; el del pasado como origen de todos los males, que han vivido ocultos en el interior de los personajes durante años y que un hecho traumático saca a la luz con toda su crudeza. Tanto en esta novela como en “Lugares sombríos”, también en “Regreso a Breakheart Hill”, así como en la mejor de todas sus novelas a mi entender, “El misterio de la laguna negra”, incide una y otra vez en ello. Y lo hace además escribiendo en primera persona, lo que refuerza el sentimiento desgarrado del protagonista, en lucha permanente con el conflicto freudiano que le atormenta. Su estilo claro y directo le lleva a construir escenas muy visuales que permitirían una fácil adaptación al cine.
Y como no podía ser menos para una novela negra, Thomas H. Cook no descuida en absoluto el desenlace de la trama. En “Las hojas rojas”, coloca a todos los personajes implicados al borde del abismo, abriendo varias vías para una posible resolución: el lector apostará por aquella que intuye, pero será inútil porque el autor le sorprenderá con una nueva vuelta de tuerca que elevará la intensidad de la narración con un capítulo final prodigioso. Si aún así, el lector no es capaz de conmoverse deberá hacérselo mirar. Les invito a que lo comprueben.

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