El sábado 25 se celebró en Colmenar Viejo la XXVI entrega de premios de la Asociación Taurina Cultural “Tierra de Toros” 2011. Don Pedro de la Morena ejerció de perfecto anfitrión y nos hizo sentir como en casa. Pasé una tarde muy agradable, rodeado de excelentes viandas (el lechal estaba de muerte) y mejor compañía. Desde este humilde rincón de la casa Usher quisiera dar las gracias también al resto de la junta directiva de la asociación (Gregorio Aragón, Manuel Ortiz, Javier Bermejo, Pablo Gómez…), al alcalde de Colmenar, D. Miguel Ángel Santamaría, y al magistrado D. Álvaro Rueda, persona inteligente y abierta (desde aquí te animo a que desarrolles la historia de ese torero trasgresor: te aseguro que a nadie dejará indiferente).
Como Dios no me llamó por el camino de la oratoria (qué le voy a hacer, es mi gran cruz) dejé en el tintero algunas ideas que quisiera apuntalar ahora, a toro pasado. Al hacerme entrega del premio, me preguntaron mi valoración sobre la propuesta de declarar la tauromaquia como bien de interés cultural. Contesté algo aturullado una serie de vaguedades, sin incidir en lo realmente importante: esto es, que hablar de toros es hablar de una forma de vida, también de cultura, de arte, de historia, de tradición… Produce sonrojo tener que recordar a estas alturas que la tauromaquia ancla sus orígenes en la cultura mediterránea desde las primeras civilizaciones (ahí están los toros de Creta para demostrarlo). Que prescindir del arte de los toreros en el ruedo, de la literatura, de la música, de la pintura e ilustración, de la fotografía, incluso de la historia que han acompañado desde siempre al hecho taurino es cercenar una parte importante de nuestra cultura. Tanto es así que influye en la forma de expresarnos. Si lo analizamos, nuestro lenguaje coloquial está impregnado de léxico taurino: “coger el toro por los cuernos”, “hacer el quite”, “entrar al trapo”, “tentar la suerte”, “caerse del cartel”, “la hora de la verdad”, “dar la puntilla”, “tratar con mano izquierda”, “a toro pasado”, “salir a hombros”… Por tanto, no podemos más que felicitarnos por que se haya declarado la tauromaquia como bien de interés cultural, es decir, que se le haya dado el lugar que le corresponde, o lo que es lo mismo, que se haya aplicado el sentido común.
Debo confesar que yo no soy especialmente taurino. Ni en mi familia, ni en mi entorno hay aficionados a los toros. Pero sí tengo sensibilidad por la cultura y el arte, y una gran curiosidad por descubrir y conocer territorios que en principio son ajenos a mí. Por eso me lancé a leer sobre toros (es decir, aprender sobre historia y arte) y escribir este relato que la asociación “Tierra de Toros” de Colmenar Viejo me acaba de premiar. Vaya desde aquí mi agradecimiento más sincero. Va por ustedes.
Palmarés de la edición de 2011:
Trofeo al triunfador de la Feria: Miguel Ángel Perera
Trofeo a la mejor estocada: Desierto
Trofeo al toro más bravo: “Pensamiento”, de la ganadería Ángel Luís Peña
Premio a la dedicación taurina: Mariano Casado Abad
Premio Literario: Un servidor.
Placa por la toma de alternativa: Juan Carlos Rey
Aquí aparezco junto al triunfador de la pasada feria, el maestro Miguel Ángel Perera
enhorabuena javi
ResponderEliminarGracias, Alberto. Nos vemos mañana.
ResponderEliminar