El pasado 22 de abril tuvo lugar
en la sede del Ateneo Cultural y Mercantil de Onda la presentación de las obras
ganadoras de su LI certamen literario. Allí estuvimos José Luis García Herrera,
poeta de Barcelona que ganó en la categoría de poesía con “El viajero en la niebla”,
y un servidor, presentando mi novela “El delta interior”, que se alzó con el
premio en el apartado de narrativa. Nada satisface más que poder mostrar a la
luz el fruto de tantas horas de trabajo, sentado en silencio, tratando de dibujar
un camino más o menos aseado por donde transite la narración. Pero como dice el
clásico, ahora que al fin se ha plasmado en papel y ha echado a andar, este
libro ya no es solo mío. La gente del ateneo (Fernando, su presidente, Carmen,
Fina, Juan…) nos ha tratado con un cariño y una cercanía dignos de destacar,
por lo que les estaré siempre agradecido.
El
delta interior cuenta la historia de una familia durante varias generaciones, a
través de los recuerdos del niño protagonista, que asiste a una serie de
acontecimientos traumáticos que marcarán el futuro de la familia y del pueblo
donde vive, allá en los años 30 de la España rural.
En esta historia hay sitio para la
nostalgia por todo aquello que el protagonista debe dejar atrás, también para la
amargura, la pérdida de la inocencia, el descubrimiento del amor… Y todo ello,
lo he centrado en torno al misterio que encierra un crimen, que por una serie
de intereses comunes, debe quedar oculto en la familia y en el pueblo.
Debido a este crimen, durante el
desarrollo de la trama, el niño protagonista asistirá a una serie de cambios en
las relaciones familiares y entre los vecinos, que acabará estallando en mil
pedazos en vísperas del comienzo de la guerra civil… Y ya no cuento nada más,
para que lean la novela si quieren saber cómo termina.
A modo de justificación del título, El delta interior, hace referencia a
esa red de intereses, de jerarquías dentro de la familia, que se puede aplicar
también a la sociedad en general, y que de alguna manera permanece oculto a los
ojos de la gente.
La novela es en el fondo también una
reflexión sobre lo voluble de los recuerdos que nos atan al pasado más lejano.
Y sobre cómo estos recuerdos nos llevan a reconstruir una realidad que nunca
llega a ser objetiva.
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