En la historia de la literatura Robinson Crusoe contribuye a dar consistencia al género literario
de la novela. Antes de su irrupción este era un género titubeante. Estaban las
novelas de caballería, pastoriles, picarescas… con excepción de El Quijote, que fija lo que es la novela
moderna.
En este sentido, Daniel
Defoe crea un género que es el de novela de aventuras. Además es uno de los
pocos textos dentro de la modernidad que tienen el valor y la función de un
mito. Los mitos vistos desde la sociedad racional, se inventan de forma
literaria como una forma de representación.
Pero antes de meternos en harina contaremos por encima su
argumento. La novela cuenta la historia del
joven Robinson Crusoe que,
desobedeciendo los deseos de su padre, embarca en un largo viaje como marinero
a bordo de un barco mercante. Pero una gran tormenta abate el barco en el que
viajaba, naufragando a una isla deshabitada que podríamos situar en centro
América. Solo y sin medios para salir, pasarán sus aventuras en la isla en la
que permanece durante 28 años.
Allí se encontrará también con Viernes, un nativo al que Robinson ha rescatado antes de que se lo comiera un grupo de caníbales. Se establece entre ellos una relación de vasallaje que podría representar el Imperialismo cultural de la época. Robinson Crusoe sería el europeo educado mientras que Viernes es el "salvaje" que solamente puede ser redimido de su bárbaro modo de vida a través de su asimilación en la cultura europea.
Allí se encontrará también con Viernes, un nativo al que Robinson ha rescatado antes de que se lo comiera un grupo de caníbales. Se establece entre ellos una relación de vasallaje que podría representar el Imperialismo cultural de la época. Robinson Crusoe sería el europeo educado mientras que Viernes es el "salvaje" que solamente puede ser redimido de su bárbaro modo de vida a través de su asimilación en la cultura europea.
Es un libro profundamente novedoso para la época: “Robinson Crusoe” es una novela de
exaltación del individuo, tiene el impulso de una epopeya. Se trata de una
historia épica, pero es la epopeya de un individuo. Hay una gran diferencia,
por poner un ejemplo, con Ulises, protagonista de otra gran epopeya de la
antigüedad. Ulises pertenece en cambio a una red entretejida de dioses,
semidioses, hombres y súbditos. Aparece en una red simbólica, densa, compacta.
En el caso de “Robinson Crusoe” no
hay nada de eso. De lo que habla esta novela es de la gesta del individuo, que
se enfrenta solo a la naturaleza y a las adversidades.
Hay muchas culturas donde no se ha desarrollado el concepto
de individualidad. Robinson es el personaje donde se plasma el individuo de la
modernidad. Lo que aparece es un tipo de existencia humana, caracterizada por
varios rasgos que podemos ir extrayendo de la novela. Lo que mueve al personaje
constantemente es la previsión. Algo que no se daba en la Edad Media. No se
hacían cálculos, porque antes la Providencia era lo que dominaba la sociedad.
Otro carácter novedoso es el concepto económico de la vida. Todo
tiene una función y por tanto un valor. Hay un momento de la novela en que el
protagonista hace una especie de contabilidad, para lo que se construye una
serie de estanterías. Otro aspecto a destacar también es la relación que tiene
con la naturaleza: hace una gestión productivista de ella. No hay
contemplación, placer, disfrute, recogimiento… Se trata de una relación
pragmática, útil. Todo lo que ofrece la naturaleza se trata como objeto, como algo
puesto ahí para que las personas lo controlen de forma que nos rindan un
beneficio acumulable.
Otro rasgo es que Robinson se mueve en un entorno o
naturaleza desencantada. En la Edad Media y en la Antigüedad la naturaleza
estaba atravesada por lo luminoso, por lo sagrado. Cuando el hombre en la Europa
preindustrial del siglo XVII ve un bosque, enseguida ve un beneficio. Y para
ello antes hay que desposeerlo de elementos sagrados, desencantarlo,
desprenderlo de mitos. A Robinson Crusoe no le sucede lo que a sus ancestros
celtas del norte de Europa, cultura de la que procedería el personaje. Los celtas, en la antigüedad,
elevaban a lo sagrado el entorno natural en que se movían, ya fuera éste el
océano, el bosque, el sol, la luna o el fuego. Robinson ha trasladado la visión
occidental a un territorio virgen e inexplorado, que precisamente por ello
debería estar imbuido de lo sagrado.
Otro rasgo es el sentido pragmático del hecho religioso. Cuando
ya se ha establecido en la isla, Robinson Crusoe se vuelve muy religioso, pero
se intuye que es un sentimiento que nace de una necesidad: la de sentirse
protegido. Por eso este personaje lo que desprende en definitiva es miedo. Y
esto quizá se explique por lo siguiente: desde el siglo XII-XIII hasta finales
del XVIII no hubo ninguna generación que no viviera una peste. Cuando esto se
producía, se generaba un naufragio total de la sociedad: pobres, ricos,
hermanos, vecinos, buenos, malos… Y el apestado se quedaba solo. Y para
protegerse de ese miedo, se respondió con la búsqueda de la protección divina.
Y ya en la modernidad, también con el
control y la acumulación.
Pero soslayando todos estos
rasgos sesudos, “Robinson Crusoe” es,
por encima de todo, una historia de aventuras con todos los ingredientes: piratas,
naufragios, motines, caníbales… Entretenimiento a raudales que hace de esta
lectura una de esas historias imprescindibles para todo lector que se inicia. Obra
maestra indiscutible de la literatura universal, “Robinson Crusoe” resulta
además una lectura muy amena gracias a su estilo sencillo y su lograda
imaginería visual.
Si
alguien aún no la ha leído, ya sabe lo que tiene que hacer.
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