miércoles, 17 de octubre de 2012

En la redacción


Si hacen repaso de mi actividad diaria, verán que trabajo con honestidad. Me levanto a las siete de la mañana y voy a la redacción. Allí nos reunimos todos los compañeros para repartir el trabajo de la jornada. Después, cada uno se hace responsable de la tarea asignada y sale a cubrir la información al detalle. Y a última hora de la tarde regresamos al periódico para dar cuenta a los lectores de las últimas noticias del día en una primera edición.

Ser cronista de la sección de sucesos no es nada fácil. A una mente clara y despierta hay que unir ciertas dosis de elocuencia que permitan adornar las historias sin que los artificios queden a la vista de los lectores.

Esta mañana me ha tocado visitar una joyería. Después de desvalijarla y de asesinar a su propietario, he borrado las huellas, he destruido la grabación de la cámara de seguridad y he enmascarado el crimen como sólo un profesional de las mafias sabe hacer. Por último, ya en la redacción, he introducido ciertos elementos pasionales en el relato de los hechos, tan en boga en los tiempos que corren.

Mañana redactaré un nuevo suceso. Les aseguro que no es nada fácil.

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