lunes, 21 de julio de 2014

Un fragmento de vida


En esta novela de Arthur Machen vamos a acompañar a un matrimonio, los Darnell, en un momento muy importante de sus vidas, en aquel Londres de principios del siglo XX. En el primer capítulo, la acción comienza con el marido despertando una mañana de un sueño perturbador, pues acaba de regresar de un mundo ideal plagado de parajes de una naturaleza exuberante, de una belleza superior y a la vez misteriosa, y habitado por seres mitológicos, muy alejado de ese mundo real que le ha tocado vivir. Esa escena inicial simboliza el significado de toda la novela, que podríamos decir, es el relato de un despertar. Tenemos al matrimonio protagonista atrapado por varias servidumbres: la familia, los amigos, un trabajo en la City de Londres (muy insatisfactorio), y sobre todo, la servidumbre del dinero que vence a la libertad y a las apetencias de los protagonistas… Y el marido sólo parece tener como vía de escape sus recurrentes sueños de un mundo onírico, plagado de jardines del edén, unicornios y mundos maravillosos, como antítesis de lo que le aguarda a este lado, en el mundo real, cuando despierte.

Tras cada despertar, el señor Darnell le cuenta a su mujer en varias etapas un viaje que emprendió por Londres y sus alrededores durante unas vacaciones antes de conocerla. Se trata de un viaje fantástico y maravilloso, donde de nuevo lo onírico transforma la realidad del señor Darnell. Y su mujer está encantada y le pide que cuente más historias como esa. Los dos parecen sentirse a gusto en ese mundo irreal para escapar de su vida cotidiana.
En “Un fragmento de vida”, Arthur Machen va alternando un tono realista (sobre todo al principio para narrar el absurdo día a día), con otro tono como de encantamiento y cuento de hadas, que hacia el final de la novela adquiere ya un protagonismo absoluto. Constantemente va mezclando estos dos tonos para reflejar el contraste de los valores de la sociedad burguesa de principios del siglo XX, con aquellos otros que simbolizan la vida ideal, arquetípica. Ambos mundos, ambos códigos de valores, son experiencias totalmente contrapuestas.
Este mundo de los sueños, de los mitos oníricos, dulcifica y da sentido a sus vidas. Es como una vía de escape que les ayuda a sobrellevar el día a día sin preocuparse de plantear cuestiones profundas que atañen a su forma de vida.

El resumen de lo que siente el protagonista y lo que opina acerca de la vida está plasmado en la página 122, con esta contundente reflexión:

“Darnell había recibido lo que se llama una sólida formación comercial y por tanto le habría resultado muy difícil poner en palabras articuladas cualquier pensamiento que mereciera ser pensado… Se imponía en él la firme creencia de que toda la urdimbre de la vida en que él se movía hallábase sumida, hasta lo inimaginable, en el más craso de los absurdos; de que él y todos sus amigos, conocidos y compañeros de trabajo se interesaban en asuntos en que el hombre jamás tendría por qué haberse interesado, perseguían fines que jamás deberían haber perseguido, verdaderamente eran como hermosas piedras de un altar utilizadas para construir una pocilga. La vida, según le parecía, era una gran búsqueda de… no sabía qué.”

El último capítulo es una amalgama de fragmentos de doctrinas herméticas, claves crípticas… todo con la sensación de estar inacabado. Esa es la impresión que transmite. Pero en realidad,  y si atendemos al movimiento artístico en que se encuadra este texto, el simbolismo, Arthur Machen con este final no desea que la narración se cierre y alcance el carácter de “completo” para satisfacer al lector. Porque en ese final, los protagonistas se encaminan hacia una vida nueva y verdadera. Y como tal, ésta no puede ser representada pues sólo tiene sentido si es experimentada, vivida. Queda por tanto en manos del lector darle una interpretación a ese camino que nos muestra el autor. Y es que tanto el romanticismo como el simbolismo consideran el arte como una dimensión de la experiencia, por la que la vida se abre hacia lo desconocido.

Quizá sea por este aspecto que se considere a Arthur Machen como un autor de literatura de terror que abre una nueva puerta: el terror arquetípico. El elemento ominoso deja de ser sobrenatural y pasa a ser algo anclado en la naturaleza. Una línea que seguiría explorando posteriormente Lovecraft.
Pero que nadie piense que va a encontrar en “Un fragmento de vida” una narración de terror. Ni mucho menos. Aquí el único terror, si acaso, lo provoca el retrato absurdo y sin sentido de la sociedad inglesa que nos muestra el autor. Eso sí que da miedo.

miércoles, 16 de julio de 2014

Participantes en el XI Premio Setenil 2014

Ya hay listado de participantes en el XI Premio Setenil de libros de cuentos que cada año convoca el ayuntamiento de Molina de Segura. El jurado estará presidido por el genial, (aunque muchas veces raro, admitámoslo), Hipólito G. Navarro.

Son 68 los libros que optan al premio de 10.000 Euros que se desvelará el mes de noviembre. Pero antes, el jurado que completan la escritora y psicoanalista Lola López Mondéjar y el profesor y crítico literario José Belmonte Serrano, decidirá a la vuelta del verano el listado de los 10 finalistas que se jugarán los cuartos.

Viendo los nombres de muchos de los participantes de este año, sería de inocentes hacerse ilusiones sobre la posibilidad de que mi libro pueda pelear entre los mejores: Pilar Galán, Eduardo Jordá, Julia Otxoa, Luisgé Martín, Matías Candeira, Marcelo Luján, Sergi Bellver, Muñoz Rengel, Mercedes Abad, Eloy Tizón, el fallecido Javier Tomeo, Javier Sáez de Ibarra, Flavia Company, Ramón Acín, Pedro Zarraluki, Felipe Benítez Reyes, Rubén Castillo, Elena Alonso Frayle… A los que hay que sumar los multipremiados, Juan Manuel Sainz Peña, Lourdes Aso Torralba, Ginés Mulero Caparrós, Carlos Fernández Salinas, Lola Sanabria… En fin, uno se siente pequeño ante semejante plantel. Pero como a tozudo no me gana nadie, aquí estoy este año clavando la pica con “El eco y el espejo”. A ver si piso algún callo….

Esta es la relación de participantes por orden de llegada:


1.- “Tecleo en vano”, de Pilar Galán (Delalunalibros); 2.- “Letras de tinta”, de Lourdes Aso Torralba (Pregunta); 3.- “La mujer que vigila los Vermeer”, de Jose María Conget (Pre-Textos); 4.- “Sin noticias de Ivanhoe”, de Emilio G. Romero (Reus); 5.- “Hombres frágiles, mujeres de cristal”, de Andrés Portillo (Comanegra); 6.- “Cuentos de amor sesgado”, de Juan Hernández (Comanegra); 7.- “Leche”, de Marina Perezagua (Libros del Lince); 8.- “Últimos compases del reloj de arena”, de Jose Agustín Navarro Martínez (Círculo Rojo); 9.- “Yo vi a Nick Drake”, de Eduardo Jordá (Rey Lear); 10.- “La desesperación del león y otras historias de la India”, de Sonia García Soubriet (Menoscuarto); 11.- “Crímenes ilustrados”, de Álvaro del Amo (Menoscuarto); 12.- “Escena de familia con fantasma”, de Julia Otxoa (Menoscuarto); 13.- “Todo irá bien”, de Matías Candeira (Salto de Página); 14.- “Todos los crímenes se cometen por amor”, de Luisgé Martín (Salto de Página); 15.- “Precipicios habitados”, de Mar Horno (Talentura); 16.- “Glóbulos versos”, de Raúl Ariza (Talentura); 17.- “Hoy no puedo”, de Juan F. Plaza (Talentura); 18.- “Partículas en suspensión”, de Lola Sanabria (Talentura); 19.- “Pequeños pies ingleses”, de Marcelo Luján (Talentura); 20.- “Destinos de mujer”, de Pedro José Suárez Rodríguez (Culbuks); 21.- “Verde como el hielo”, de Pedro Sánchez Negreira (Bululú); 22.- “Agua dura”, de Sergi Bellver (Ediciones del viento); 23.- “El libro de los pequeños milagros”, de Juan Jacinto Muñoz Rengel (Páginas de Espuma); 24.- “Técnicas de iluminación”, de Eloy Tizón (Páginas de Espuma); 25.- “Bulevar”, de Javier Sáez de Ibarra (Páginas de Espuma); 26.- “La vida en obras”, de Alberto Marcos (Páginas de Espuma); 27.- “Miradas nuevas por agujeros viejos”, de José María Pérez Zúñiga (Páginas de Espuma); 28.- “Por mis muertos”, de Flavia Company (Páginas de Espuma); 29.- “La niña gorda”, de Mercedes Abad (Páginas de Espuma); 30.- “El fin de los dinosaurios”, de Javier Tomeo (Páginas de Espuma); 31.- “Náufragos del rock & roll”, de Agustín Torralba (Piel de Zapa); 32.- “El eco y el espejo”, de Javier Molina Palomino (Cuadernos de Sildavia); 33.- “Duelos”, de Víctor Charneco (Carena); 34.- “Melancolía y otros pájaros”, de Alicia Andrés Ramos (LCK 15); 35.- “Finales deslumbrantes”, de Pedro Jesús Cañada (Diputación Prov. Cáceres); 36.- “El rayo que nos parta”, de Jesús Artacho (Autoedición); 37.- “Llaves en mano”, de Marcos Eymar (Xorki); 38.- “Entremundos”, de L. G. Morgan (Saco de Huesos); 39.- “Noches sin sexo”, de Yanet Acosta (Adeshoras); 40.- “El hilo conductor”, de Elena Alonso Frayle (Tantin); 41.- “Caminos que conducen a esto”, de Andrés Ortiz Tafur (El desván de la memoria); 42.- “Abrir la puerta”, de Ramón Acín (Traspiés); 43.- “La noche de los mestizos”, de Cabello Ruiz (Carena); 44.- “Profundo sur”, de Juan José Téllez (e.d.a); 45.- “La viudas tenaces”, de Ignacio Sanz (Rilke); 46.- “Lo que la mar esconde”, de Carlos Fernández Salinas (Autores Premiados); 47.- “Ligeramente a la izquierda”, de Juan Manuel Muñoz Aguirre (Castalia); 48.- “La curva del olvido”, de Victoria R. Gil (Septem); 49.- “Granada insólita”, de Alfredo Leyva (Almuzara); 50.- “El vendedor de cerezas”, de Santos Jiménez (Celya); 51.- “El poder es un cuento”, de Alex Monday (Atlantis); 52.- “Espera que te cuente”, de Carlos Alberto Gavilán (Atlantis); 53.- “Cuentos, confesiones y … caídas”, de Javier Bodas Ortega (Atlantis); 54.- “Hábitat”, de Salvador Blanco Luque (Atlantis); 55.- “Mil novecientos cincuenta”, de Pedro S. Jacomet (Atlantis); 56.- “Maneras de perder”, de Fefa Martí Maldonado (Atlantis); 57.- “Mar adentro y otros relatos”, de Ginés Mulero Caparrós (Atlantis); 58.- “Cuentos de María y Lucero y otros relatos”, de M. Paz Herrera Jubete (Libracos); 59.- “La mitad de lo que quisimos ser”, de Miguel Martínez (66 rpm); 60.- “Relatos desde ambos mundos”, de Manuel Ortuño (Ruiz de Aloza); 61.- “Manifiesto contra la estupidez”, de Antonio Real (Anantes); 62.- “A la hora convenida”, de Juan Manuel Sainz Peña (Anantes); 63.- “Bajo la luna”, de Antonio Vila Bielsa (Éride); 64.- “Reyes de aire y agua”, de Jesús Fernández Lozano (Cápside); 65.- “La isla y otros relatos”, de Francisco Javier Illán Vivas (Irreverentes); 66.- “Cada cual y lo extraño”, de Felipe Benítez Reyes (Destino); 67.- “Te espero dentro”, de Pedro Zarraluki (Destino); 68.- “El verbo se hizo carne”, de Rubén Castillo (Alfaqueque)