martes, 24 de enero de 2012

Operación Poltrona

Atención, acabamos de recibir en la redacción del desván esta "Blog-Pifia" de última hora:

El presidente de Francia, D. Nicolás Sarkozy, fue detenido ayer en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, acusado de tráfico de sustancias peligrosas y de conspiración para atentar. En el registro de sus pertenencias se encontró una bolsa de un polvillo que la Unidad de Estupefacientes está analizando, así como una AK-47 camuflada en el tacón de su zapato. Esta detención, llevada a cabo en el marco de la Operación Poltrona, está desconcertando a los líderes mundiales. Recordemos que ya son siete los presidentes detenidos, entre los que se encuentra el señor Obama. (Impactantes fueron las fotos publicadas por Interviú en las que aparece conversando con el señor Ratzinger en el patio de la prisión de Guantánamo, los dos vestidos de naranja y con barba de cinco meses, mientras contemplan el esqueleto esposado del general Franco, también detenido pero sin barba). La operación sigue abierta y según palabras del juez del Altísimo Tribunal que la dirige, D. Baltasar Garzón: ”… habrá más detenciones, qué se han creído estos.”

En declaraciones a este medio, otro de los sospechosos, que no ha querido desvelar su paradero, (aún sigue en busca y captura), nos ha confesado su contrariedad: “…Y eso que mi suegro ciñe corona.”

Si es que... ¡Ya me lo olía yo!

martes, 10 de enero de 2012

La puerta de los infiernos


La historia que nos propone Laurent Gaudé con esta novela es conmovedora y de mucha intensidad. El dolor por la pérdida de un ser querido, el sentimiento de culpa y la necesidad de redención, el deseo legítimo de reparación por una injusticia, fluyen por estas páginas, retratando un mundo que podemos reconocer como real. Pero es un mundo que al mismo tiempo está regido por un extraño equilibrio, donde los vivos conviven e interactúan con los muertos de manera natural.

En la ciudad de Nápoles, Matteo es un humilde taxista que pasea de la mano con su hijo de 6 años, Pippo. En medio de las calles, sin nada que advierta del peligro que corren, se ven inmersos de pronto en un tiroteo del que son ajenos. Una bala perdida acaba con la vida del pequeño, una muerte absurda, inexplicable, que llena de dolor a la familia de Matteo. A partir de aquel instante la relación en el matrimonio del protagonista se resiente. Su día a día sólo encuentra un único sentido: mitigar el sufrimiento. Para ello, deben traer de vuelta al pequeño Pippo y hacer justicia al causante del daño. Matteo comenzará entonces a recorrer la ciudad en busca de una respuesta a la demanda de su mujer. No sabe qué es ni a qué caminos le conducirá pero intuye que es posible ofrecerle consuelo, pese a que el dolor y la distancia entre ellos que este hecho traumático ha provocado, parezcan ya irreversibles.

Durante su deambular Matteo se encontrará con unos personajes peculiares (un travestido, un profesor, un cura decrépito y el dueño de un bar) que le ayudarán en la búsqueda de esa puerta que comunica los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos.

En esta novela, Laurent Gaudé no desarrolla la trama criminal que da lugar a la muerte de Pippo. No le interesa, aunque esa trama sí podría estar justificada, pues casi un tercio de la novela basa en la búsqueda de la justicia una buena parte de su desarrollo. En cambio, el autor prefiere centrar la historia en la familia de Matteo. Primero nos muestra su dolor y su sufrimiento de una manera descarnada. Y luego, el sacrificio que el protagonista está dispuesto a ofrecer para rescatar a su hijo del mundo de los muertos, haciendo patente la fuerza del amor paterno-filial y de los lazos familiares. En este punto el autor no ahorra detalles a la hora de describir ese territorio subterráneo, en una clara alegoría de los mundos que Dante compuso para “La Divina Comedia”. Y como en una novela de Juan Rulfo, todos los personajes, sean vivos o muertos, acaban conviviendo y formando parte de un mismo espacio y tiempo. En este caso, sin embargo, se intuye (al menos yo lo he percibido así, aunque el final es abierto y admitiría cualquier otra interpretación), que el daño también influye en las vidas de todos y deja una mácula, un coste muy alto, quizá irreversible.

Como último detalle, el título de la novela, “La puerta de los infiernos”, es más literal que metafórica, lo que podría descolocar en un principio, dada la trayectoria del autor. Alguien que sólo se guiara por ese título y que desconociera su forma de escribir, podría pensar que se trata de una novela de terror o de género fantástico. No se equivoquen: con esta obra, Laurent Gaudé vuelve a trasladarnos al sur de Italia como ya hizo en “El sol de los Scorta”, novela con la que ganó el premio Goncourt en 2004. En esta ocasión, el autor nos ofrece una historia con una gran fuerza lírica, con una intensidad y un ritmo muy elevados, sirviéndose de recursos de literatura fantástica únicamente para ponerlos al servicio de una historia con sabor a tragedia clásica. Y la sitúa en un marco tan sugerente como Nápoles, una ciudad milenaria y violenta, que muy bien podría esconder todo un infierno bajo sus pies.

Sólo hay que encontrar la puerta que nos lleve a él y manejarse por esos territorios como hace Matteo. Pero no sé por qué, intuyo que eso no debe ser fácil.

jueves, 5 de enero de 2012

La búsqueda


Por extraño que pareciera, la sombra de la veleta señalaba hacia el norte. ¿Por qué al sol le dio por salir ese día desde el sur?, se preguntó el gallo de hierro. Tampoco entendía la procedencia del viento desde el oeste, cuando siempre había soplado del revés.
Aquél era un día diferente, necesitaba respuestas. Así que abrió las alas, se desprendió del óxido, tantos años encallado entre sus plumas de metal, y echó a volar hacia el este.